domingo, 31 de enero de 2021

DULCES CON ENCANTO

 

DULCES CON ENCANTO

Empieza el año ,y solo en un mes, 5 borrascas con nombre propio :Filomena, Gloria, Hortensia, Ignacio y por último Justine.

Paulatinamente han ido reduciéndose a la mínima expresión nuestras relaciones sociales, y cada vez hay más cierres perimetrales..

¿Qué nos queda?

Llega febrero…y vamos  soñar y disfrutar un poco, y si es posible con un dulce entre  nuestras manos.

Hablaremos de dos pastelerías centenarias, la Mallorquina y el Riojano, de esos dulces que con cariño nos deleitan las monjas de las carboneras y por último esa tienda entrañable , que lleva solo 10 años y donde los chocolates son toda una delicia.


Un cafelito con una napolitana con ese olor que nos hace subir mas deprisa las escaleras del metro.

LA MALLORQUINA

A  finales del siglo XIX llega esta pastelería que perdura hasta nuestros días. Apareció en 1894 en el Madrid de Alfonso XIII, cuando tres mallorquines decidieron montar un horno en la madrileña calle de Jacometrezo, ubicación inicial del negocio y trasladarlo a un local en la calle Mayor donde había un salón de té.

 

La mallorquina es una  de las pastelerías  más veteranas de Madrid y quizá la mejor situada entre la Puerta del Sol y la calle Mayor, tiene entrada y salida por las dos calles, actualmente debido a la pandemia se entra por Puerta del Sol y se sale por Mayor.

 Es una atracción mas de la puerta del Sol, es tan importante  como el oso y el madroño o el Km 0…..

Fue un de los negocios que mas se vieron afectados por la Guerra Civil,  fue hacia los años 60 y 70 cuando volvió a tomar impulso y convirtiéndose  en un imprescindible de la capital, también fue lugar de encuentro de personajes como Raimundo Fernández Villaverde y Francisco Silvela alcaldes de Madrid

Tiene dos plantas, la de abajo donde se compra para llevar con sus grandes  vitrinas, y sus camareros pulcramente vestidos y el piso de arriba con una escalera empinada, donde merece la pena estar.

La mas concurrida es la mesa que nos ofrece una  vista   de la puerta del Sol.

Recientemente el diario El Mundo publicó un estudio que contenía las mejores palmeras de chocolate según los lectores a lo largo y ancho de todo el país. Las de la pastelería La Mallorquina figuraban entre las preferidas en Madrid.

Yo con lo que mas disfruto son con esas trufas  de chocolate de gran tamaño, con ese sabor inigualable.

Pasear despacio por la puerta del Sol una mañana de invierno ,entremezclando nos unos con otros, algunos con destino concreto, otros como yo ese día sin destino y disfrutando   de esa trufa y de ese sonido tan característico que llena la plaza, es un placer.









Al salir miramos al suelo, el sello de los establecimientos centenarios, homenaje a Mingote.




https://www.miradormadrid.com/la-mallorquina-pasteleria-en-la-puerta-del-sol/

https://www.traveler.es/gastronomia/articulos/historia-de-madrid-mejores-pastelerias-antiguas/11984


EL RIOJANO

Fue fundada en 1855 por el pastelero personal de la reina María Cristina de Hagsburgo, Dámaso Maza, originario de La Rioja, de ahí el nombre de la confitería y el apodo  con el que se le conocía. 

Dámaso no tuvo hijos y pasó el negocio a sus dos maestros pasteleros, que unieron en matrimonio a sus hijos para asegurarse la continuidad de la confitería. Así se han mantenido durante siete generaciones hasta que los actuales propietarios, como pasó con su fundador, lo recibieron de sus jefes por falta de descendencia.

 A lo largo de sus más de 160 años de historia, sus paredes han visto desfilar numerosas figuras ilustres, desde la propia reina María Cristina hasta literatos como Jacinto Benavente.

Viendo el escaparate ya empiezas a notar la historia que hay detrás de esas puertas.

Es pequeño pero al entrar descubres la cantidad de tesoros que alberga, esas vitrinas llenas de dulces que nos hacen pararnos para disfrutad con la vista,después de pasar la pastelería, intacta y sin poderse reformar, te introduces en la sala de té,en silencio me siento en la primera mesa a la izquierda y observo  esos estucados en el techo,mesitas lámparas y apliques isabelinos, cuadros, relojes… y sobretodo los mostradores y vitrinas de Cuba cedidos por la reina María Cristina, ricos bronces y marmoles de Carrara, todo muy coqueto …..Me traslado a otro siglo ,al siglo de las mantillas, los abanicos con su lenguaje, esos corsé que no te dejaban respirar, esas crinolinas , los miriñaques....

Su obrador sigue el calendario tradicional de Madrid: Rosco de Reyes,panecillos de San Antón,rosquillas tontas y listas,la corona de la Almudena, torrijas…..

Está en la calle Mayor nº 10.








      El bartolillo, típico.




Al fondo hay este pequeño museo, con su antigua caja registradora, la foto de la dueña....., al decir que me interesaba me han encendido las luces para hacer las fotos.




Al salir miramos al suelo....


https://www.larecomendadora.com/2018/02/confiteria-el-riojano-salon-de-te-cafeteria-madrid.html


LAS CARBONERAS

Tenemos que callejear por el Madrid de los Austrias para llegar en la plaza de Conde de Miranda cerca de la calle del codo y del antiguo ayuntamiento y nos encontramos una iglesia  y un convento , el convento de las carboneras a su derecha una puerta que pasa desapercibida como una vivienda más.

Este convento, el de las Carboneras, se fundó el 27 de septiembre de 1605 de la mano de la condesa Beatriz Ramírez de Mendoza, a modo de regalo para su hija Sor Juana del Corpus Christi, que fue la primera madre abadesa. Desde aquel momento, el convento contó con 24 monjas que debían llevar una vida de clausura. Hoy en día, la clausura sigue cumpliéndose a rajatabla. En 1981 fue declarado Bien de Interés Cultural. Destaca que nunca ha tenido que ser reformado y que mantiene el mismo estado que en el momento de su construcción.

El sobrenombre de ‘Carboneras’ viene a raíz de una historia en la que unos niños que jugaban en la calle portaban una imagen de la Virgen Inmaculada que el padre de uno de ellos encontró en una carbonera. Fray José Canalejas, al darse cuenta de que era una imagen de la Virgen, se la compró a los niños por pocos reales y el lienzo fue acogido desde entonces en el convento del Corpus Christi, conocido desde la llegada de la obra como el convento de Las Carboneras.

El convento alberga varias piezas de arte que pocas veces han visto la luz del sol. Al ser de clausura, las monjas pocas veces han prestado sus obras a exposiciones. Al contrario, la iglesia del Corpus Christi está abierta al público y allí sí pueden apreciarse el retablo mayor de Antón Morales o la ‘Santa cena’ de Vicente Carducho y en las Navidades el Belén mas antiguo de la capital.

Venta de dulces como sustento

Los dulces de las monjas carboneras son conocidos en la capital como un manjar que merece la pena probar. Llama la atención la forma en la que se consiguen estos dulces. Al llamar al telefonillo del convento y pedir que se quiere comprar dulces, una de las monjas abrirá y dará desde allí las instrucciones para llegar hasta ellos, todo esto desde el anonimato.

Al entrar y seguir las indicaciones, el goloso encontrará un torno del que sale otra voz preguntando por los dulces que va a querer llevarse. Tras dar el dinero, el torno obsequia al pagador con una caja de dulces.

Son los postres conventuales con la receta más antigua de Madrid.

Elaboran ocho tipos de dulces con recetas artesanales y tradicionales que tienen muchos siglos, hacen mantecados de Jerez, naranjines, sequillos, nevaditos, mantecados de yema,pastas de té, pastas de almendras y galletas. Los vendemos a los clientes en cajas de medio kilo y siempre a través del torno. Somos monjas de clausura.

En época navideña he tenido que hacer varios visitas, porque se agotan las existencias, este año solo encontré nevaditos.




 https://www.madridiario.es/448662/efemeride-convento-mas-dulce-madrid


EL ALQUIMISTA DEL CHOCOLATE

En una pequeña calle del centro de Madrid cerca de la Plaza Mayor,en  la calle Bonetillo, calle con mucha historia, encontramos una coqueta y entrañable tienda,  parece una cueva,cuando entras parece un altar del chocolate, te recibe un belga con su sonrisa eterna, su gorro negro y ofreciéndote todo tipo de chocolates.

En el 2010 decidió instalarse en Madrid después de una feria de la alimentación.

En su cocina laboratorio  alquímico que se ve desde el exterior Bossier emplea cacao de diferentes países, y no nos cuenta su secreto del chocolate con tomate o otras variedades que tiene.

Lo sirve, lo envuelve, te lo ofrece como si fuera un  gran tesoro…despacio saboreando el momento….

Si hablamos si le distraemos comentando entre nosotros,nos da lo que no hemos pedido aunque todos sus chocolates están riquísimos.



















Esperemos que sea un mes   lleno de sorpresa, disfrutemos el momento con un dulce entre nuestras manos.

 

 










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